La impotencia que se siente al momento de un
ataque
Iba caminando con el celular
tomado entre ambas manos, no me di cuenta de lo que sucedía a mi alrededor, camine
sin preocuparme de nada. Al cabo de unos
cuantos pasos vi un sujeto que caminaba del lado contrario de la banqueta
pero no presté atención pues una parte de mí intenta alejarme de los
estereotipos sociales donde el mal vestido es una mala persona,… que
equivocación.
Por ir distraída revisando una dirección,
de pronto, vi como una mano intentaba abrazarme por el costado izquierdo y por
el lado derecho este sujeto tomaba con fuerza
mi celular y trataba desesperadamente arrebatarlo de mis manos; para ser
sincera sentí miedo pero pensé que sería algún amigo tratando de jugarme una
broma y mi primera reacción fue apresar el celular entre mis manos con toda la
fuerza posible, aunado a esto hice mi cuerpo hacia la derecha ejerciendo presión
sobre el brazo del ladrón, al instante este soltó el celular y con el arrebato
me paso a golpear la mejilla derecha.
En ese momento voltee hacia donde
el tipo, vi que se alejaba cual cobarde que es, le grite con todas mis fuerzas:
-¡Eres un puto!, ¡Maldito ladrón
de mierda!- seque dije algunas groserías más pero por respeto al lector no las escribiré.
Después de haber desahogado un
poco mi ira volteé con la intención de seguir mi cambio y justo en ese momento
me percate de que otro sujeto corría despavorido mientras cruzaba la calle,
evidentemente ya sabían a quien robarle, a mi.
Continúe mi camino como si nada, avance
a la parada y me dirigí a mi destino, ya en el camión recibí la llamada de mi
amigo donde me preguntaba que hacía y como
estaba, al principio le dije el camión donde iba y estaba tranquila, pero cuando
iba a colgar le dije que no era cierto, no estaba bien , estaba asustada, empecé
a llorar, me pregunto que donde estaba y por un momento desconocí todo a mi
alrededor entre en una especie de shock y decidí bajarme del camión, espere a
mi amigo que fuera por mí, porque no me sentía con el valor suficiente para
salir a la calle.
Si hoy me preguntas que siento,
siento coraje porque en lugar de gritarle al ladrón pude haber corrido hacia él,
alcanzarlo y darle alguna clase de escarmiento, para que entendiera que si
tiene huevos, los ocupara pero para trabajar, no para estar de mal viviente.
Y como dato extra, la calle donde
me intentaron robar no es una calle solitaria, al contrario, es muy transitada
por las personas, pero esta sociedad se está acostumbrando a callar de tal manera
que aun con mis gritos y todo, se hicieron los que no veían nada, pasaban a mi
lado y era como si yo fuera un objeto, no una persona que acababa de sufrir un ultraje.